jueves, 12 de agosto de 2010


Documento del gobierno de Estados Unidos involucra a ex y actuales comandantes del Ejército en operaciones terroristas

by Maureén Maya on El jueves, 12 de agosto de 2010 a las 18:15
La verdad sobre la Triple A (operación que dirigió el General Montoya, actual embajador de Colombia en República Dominicana)
Por Michael Evans Washington, D. C.

 El creciente escándalo de la para-política ha revivido la atención sobre los vínculos directos entre las fuerzas militares y los grupos paramilitares. La reciente avalancha de revelaciones –resultado en parte del programa de desmovilización–ha tenido un grave impacto en las relaciones entre Colombia y Estados Unidos, al dilatar la aprobación del tratado de libre comercio y poner en riesgo el desembolso de millones de dólares en ayuda.
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POR ESTOS Y OTROS DOCUMENTOS QUE PRUEBAN LA MALA FE DEL GOBIERNO COLOMBIANO, EXIGIMOS VEEDURIA INTERNACIONAL CON LOS DINEROS ROBADOS AL PUEBLO NORTEAMERICANO Y UTILIZADOS PARA EL PLAN genocida o plan colombia, EN ASESINAR A COLOMBIANOS Y engordar las cuentas bancarias de generales de dedo
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2 comentarios:

  1. Ahora, un informe diplomático de 1979 de la embajada estadounidense en Bogotá suscita nuevas preguntas sobre los lazos entre el comandante del Ejército, general Mario Montoya Uribe, y los paramilitares. El general Montoya fue expuesto a la luz pública en marzo de este año, cuando el periódico estadounidense Los Angeles Times publicó información sobre un documento clasificado de la CIA, el cual vincula al general Montoya con un grupo paramilitar en 2002.

    El cable diplomático, desclasificado a través de una solicitud del Archivo de Seguridad Nacional (National Security Archive) bajo el Acta de Libertad de Información, revela que un batallón de inteligencia del Ejército colombiano ligado al general Montoya creó en secreto una unidad clandestina terrorista entre 1978 y 1979.

    Bajo la fachada de la Alianza Anticomunista Americana (AAA o Triple A), el grupo fue responsable de varios ataques dinamiteros, secuestros y asesinatos contra grupos de izquierda durante esos años. El documento, anteriormente clasificado como “secreto”, es un examen del récord de derechos humanos en Colombia enviado por el embajador estadounidense Diego Asencio, el cual se constituye en la primera evidencia desclasificada que señala que un alto oficial del militar colombiano autorizó directamente una operación para-terrorista.

    Según el informe, el entonces comandante del Ejército, general Jorge Robledo Pulido, aprobó el plan del Batallón de Inteligencia y Contrainteligencia Ricardo Charry Solano (Binci) “para crear la impresión que la Alianza Anticomunista Americana se había establecido en Colombia y estaba preparando acciones violentas contra comunistas locales”. Informes de inteligencia estadounidense desclasificados anteriormente ha revelado que militares colombianos a menudo le hicieron la vista gorda a grupos de derecha a los cuales se les atribuye un gran número de masacres y desplazamientos forzados durante la última década.

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  2. El gobierno colombiano ha negado por mucho tiempo los vínculos entre oficiales del Ejército y paramilitares, al manifestar que si hubo episodios de directa colaboración, fueron de carácter aislado y que no fueron el resultado de una estrategia explícita. La organización paramilitar más grande, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), fue incluida en la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado en 2001.

    El cable del embajador Asencio constata que el general Robledo fue más que complaciente con el paramilitarismo, ya que fomentó activamente lazos entre el Ejército y grupos de derecha, aun cuando el movimiento paramilitar estaba todavía en proceso de formación. El documento también sugiere que jóvenes oficiales involucrados en esas operaciones –como el general Montoya– han ascendido a posiciones de mando dentro de las Fuerzas Armadas pese a que esta institución está supuestamente rompiendo sus vínculos con grupos paramilitares.

    El general Montoya, actualmente un importante asesor militar cercano al presidente Álvaro Uribe, fue asignado al Batallón Charry Solano en el momento en que se llevaba a cabo la operación Triple A, según las afirmaciones hechas por cinco ex oficiales del Batallón, quienes en 1980 describieron las operaciones terroristas de la unidad militar en las páginas del periódico mexicano El Día. Los oficiales señalaron al entonces teniente Mario Montoya como el cerebro detrás de la bomba puesta al periódico del partido comunista Voz Proletaria.

    Estados Unidos ha investigado los supuestos lazos del general Montoya con la operación Triple A en varias ocasiones como parte del proceso que examina el historial de derechos humanos de miembros de unidades del Ejército que reciben ayuda militar de Estados Unidos. En ningún caso, Estados Unidos encontró evidencia que soportara los cargos, por lo que los sindica de ser propaganda de izquierda.

    En una evaluación de 2000, la única referencia de la embajada de Estados Unidos sobre la conexión del general Montoya con la operación Triple A fue hecha en 1992 en el libro Terrorismo del Estado en Colombia, una publicación con escasas fuentes de referencia preparada por un grupo de organizaciones de derechos humanos internacionales, incluida Pax Christi Internacional.

    Este libro repite los cargos hechos en el diario El Día, y cita “las confesiones de tres ex-agentes de inteligencia militar”, quienes señalaron que “el oficial Montoya Uribe hacía parte de la Triple A y tomó parte en algunos de los atentados dinamiteros”. De igual manera, un informe de septiembre de 1999 de la Agencia de Inteligencia (DIA) no encontró evidencias que corroboraran los cargos hechos por Pax Christi en contra del general Montoya, quien en ese momento era el principal candidato para ser nombrado director de inteligencia de las Fuerzas Armadas.

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